Santa Rosa de Lima
1586 – 1617
“La Cruz es la única escalera para llegar al Cielo”
Lleva tu Cruz siempre con alegría pues Dios siempre estará a tu lado, cuando te sea difícil pídele a Dios la gracia para soportarla y cuando te sea imposible pídele a Jesus que te ayude a cargarla, palabras de Santa Rosa de Lima.
Rosa nació en Lima, Perú. En América fue la primera mujer declarada santa por el Papa Clemente X en 1671. El 23 de agosto es la festividad de Santa Rosa de Lima, su nombre era Isabel Flores de Oliva, pero su madre comenzó a llamarla “Rosa” cuando descubrió que su rostro era sonrosado y de gran belleza a medida que crecía: 1597: Santo Toribio de Mogrovejo, entonces Arzobispo de Lima, en visita pastoral a Quives, le administró el sacramento de la Confirmación. De acuerdo con la costumbre, el confirmando podía recibir un nuevo nombre. Isabel pidió el de “Rosa”.
Desde su infancia mostro un profundo amor por Jesús, cuando era niña estaba rezando frente a la Virgen y en sus memorias dice que se le apareció la imagen del niño Jesús y le dijo: “Rosa conságrame a mi todo tu amor”. A partir de ese momento se propuso vivir para el Señor. Y perseveró en su objetivo espiritual, a los 20 años tomó el hábito de terciaria dominica, pero no fue religiosa sino laica. Consagró su vida a Dios y se dedicó a la educación cristiana de los niños y al cuidado de los enfermos.
Rosa fue un ejemplo de obediencia, fortaleza, trabajo, servicio y amor a Dios.
Nombraré tres aspectos fundamentales que son la herencia de Rosa para nosotros:
- El valor de la oración:
Su vida misma era una oración, incluso mientras hacia sus labores, Rosa nunca dejaba de alabar a Dios, su amor desbordaba y siempre daba fe de las bondades que recibía del Señor. Nos dice: La oración no es un simple recitar de fórmulas, la oración para el cristiano es la vida misma donde sea en el momento que sea.
- El amor a los pobres
Ella se caracterizaba por su generosidad, solidaridad y compasión, siempre estaba dispuesta a ayudar a los pobres, enfermos y esclavos, incluso compartía lo que tenía con los más necesitados.
- La misión del cristiano
Para Santa Rosa de Lima hacer la voluntad de Dios era lo más importante, aunque no era lo que ella deseaba, pero su corazón estaba consagrado
Colaboración de Rosario Arévalo
Ministro Extraordinario de la Comunión.